Contaminación en el océano sin tregua: “En la última década se produjo más plástico que en el siglo pasado”

La ONG Oceana señaló que, para poder contrarrestar la contaminación por plásticos en el océano, es necesario terminar con el uso desechable de este producto e incentivar la economía circular del mismo.

Buscando entregar soluciones para detener la contaminación por plásticos, la organización de conservación marina Oceana llevó a cabo el conversatorio “Contaminación por plásticos: soluciones desde la economía circular”, moderado por la directora de la Campaña de Contaminación Marina de Oceana, Javiera Calisto, en el que participaron Camila Ahrendt de Plastic Oceans Chile; Karina Arteaga de Fundación Basura y José Manuel Moller de Algramo.

 

“Creemos que es de suma importancia debatir no solo sobre las consecuencias que los plásticos y los desechos en general tienen en el medio ambiente, sino también sobre las distintas formas que existen para solucionarlas”, señaló Calisto. “Consideramos que la clave está en evitar los plásticos y desechables que se usan una sola vez y optar por elementos reutilizables, incentivando de esta forma lo que se conoce como economía circular”, añadió.

Javiera Calisto, directora Campaña de Contaminación Marina de Oceana

El problema de la contaminación por plástico va en aumento. De hecho, solo en la última década, el mundo produjo más plástico que durante todo el siglo pasado, mientras que cada año, más de ocho millones de toneladas de este material llegan al océano. Por este motivo, promover la economía circular permitiría terminar con la producción incesante de plástico, privilegiando la reutilización de este material.


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José Manuel Moller, fundador de Algramo, entidad que provee máquinas de dispensación a granel a almacenes de barrio, estima que es posible acostumbrarnos a lo reutilizable. “En los primeros años, por dar un ejemplo, apenas un 5% de la gente que compraba en los almacenes que trabajan con nosotros volvía con su envase de detergente; hoy un 80% lo hace”, afirmó. “Debemos mantener los materiales dentro de la economía y fuera del medio ambiente y dejar de mirar el reciclaje como la gran solución cuando en realidad es la reutilización”, agregó.

 

De acuerdo a la Dirección General del Territorio Marítimo y de Marina Mercante de la Armada de Chile (DIRECTEMAR), en 2018 dentro de los artículos más encontrados en las limpiezas de playas están desechos plásticos, tapas, envoltorios de comida, botellas de bebida, trozos de plumavit y envases de comestibles, entre otros.

El conversatorio se realizó en el marco del evento organizado por la Sociedad Civil por la Acción Climática (SCAC).

“El plástico está pensado para durar muchos años, pero se está tratando como un desechable. Hoy casi el 50% de los plásticos que se producen son de un solo uso”, señaló Camila Ahrendt de Plastic Oceans Chile. “Si consideramos que la elaboración de este material tiene un gran impacto en el medio ambiente, no es lógico que se utilice para descartarlo en los pocos minutos”, añadió.

 

En la misma línea, Karina Arteaga, de Fundación Basura enfatizó que la prevención en la generación de basura es clave para disminuir la contaminación, así como también el cambio de hábitos en los usuarios, lo cual requiere de educación y tiempo.

 

Muestra interactiva

 

Durante la jornada se inauguró además el espacio interactivo “¿Qué esconde el plástico?”, una muestra que estuvo disponible gratuitamente hasta el 11 de diciembre y que busca concientizar sobre los problemas que genera el plástico en el océano y formas en que se pueden evitar. La instalación consiste en una experiencia sensorial dividida en varias secciones donde cada una de ellas revela una problemática asociada a la contaminación provocada por el plástico y sus posibles soluciones.

 

Recordemos que actualmente se encuentra en tramitación en el Senado, un proyecto de ley que busca limitar los plásticos de un solo uso, desechos que están dentro de lo más encontrados en las playas de Chile y los cuales por su bajo valor económico y su alto costo de recolección y clasificación, no se reciclan, por lo que no entran en lo que se conoce como “economía circular”.